A pesar de los desafíos, el autoconsumo experimentó un crecimiento del 120 % en 2022, según los datos de APPA, Asociación de Empresas de Energías Renovables. Sin embargo, la demanda residencial ha disminuido hasta un 60 %, aunque los expertos argumentan que esto refleja más una fase de consolidación en el mercado que una desaceleración sostenida. Apostar por las energías renovables y, en particular por el autoconsumo, abre oportunidades para la reindustrialización y la incorporación de tecnologías innovadoras.

El almacenamiento de energía se presenta como un punto crítico en esta transición, según Jorge González Cortés, vicepresidente de Gesternova, que destaca también la necesidad de una transformación absoluta del sistema eléctrico. La gestión de la demanda se convierte en un reto significativo, ya que la transición masiva hacia la energía verde implica un cambio en la forma en que los consumidores se abastecen de ella.

José Manuel Naharro, jefe de Unidad Técnica de la Fundación de la Energía de la Comunidad de Madrid, coincide en que el almacenamiento es un gran desafío para autorregularse. Además, resalta la importancia de concienciar a la sociedad sobre las ventajas de la independencia energética, señalando que solo unos pocos usuarios están debidamente informados, complicando los procesos burocráticos para acceder a ayudas y subvenciones.

El 85 % de las empresas, perjudicadas por el encarecimiento de la energía

Por su parte, desde Anese, Asociación Nacional de Empresas de Servicios Energéticos, se pone el énfasis en el hecho de que la práctica totalidad de sus empresas, el 96 %, han apostado decididamente por el autoconsumo, según las cifras ofrecidas por su director general, Carlos Ballesteros, que añadió también el dato de la Cámara de Comercio de España, según el cual el 85 % de las empresas se han visto perjudicadas por el encarecimiento de la energía, lo que ha llevado a muchas de ellas a buscar soluciones en las energías renovables.

La presidenta de la Federación de Consumidores y Usuarios, Ana Etchenique, subrayó la necesidad de ayudas para facilitar la transición al autoconsumo, especialmente para consumidores con ingresos bajos. Destacó también que la comunicación y la labor pedagógica son clave para que la ciudadanía comprenda el cambio de paradigma.

En el encuentro se destacó también el caso de iSiMAR, una empresa de fabricación de muebles que llegó al autoconsumo “por valores empresariales”, y acabó instalando 1.300 paneles fotovoltaicos en su azotea. Desde entonces ahorra un 40 % en su factura y obtiene beneficios al vender sus excedentes a empresas contiguas: “nos hemos convertido en una huerta solar, para nosotros y para los vecinos de alrededor. Ahora tenemos otra línea de negocio: aparte de vender sillas, vendemos energía”, explicó su socio director, Luis Unceta.